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cultura de Panamá





Estilos de vida en Panamá

Donde se encuentran las dos Américas, el estrecho istmo de Panamá une no solo dos continentes, sino también dos paradigmas muy diferentes de la cultura y la sociedad panameñas. A apenas una hora de los relucientes rascacielos de Ciudad de Panamá, familias indígenas reman en canoas. Las fuertes contradicciones coexisten en Panamá, y cuando chocan surge la cuestión de cuál es exactamente el carácter nacional panameño.

La vida panameña

Pese a los rascacielos y restaurantes resplandecientes que llenan los distritos más ricos de Ciudad de Panamá, el 23% de la población del país vive en la pobreza. Es una cifra desalentadora, aunque representa una mejora con respecto a hace una década, cuando un tercio de la población vivía bajo el umbral de la pobreza. Panamá está solucionando el problema, pero la mejora quizá no sea lo bastante rápida para sus ciudadanos. La población indígena conforma un porcentaje creciente de los pobres de Panamá, mientras que otras poblaciones rurales han mejorado sus ingresos con la migración urbana. Casi el 67% de la población es urbana en la actualidad. Los más afectados por la pobreza suelen vivir en las provincias menos pobladas: Darién, Bocas del Toro, Veraguas, Los Santos y Colón.

En las aldeas emberás y wounaan de Darién, los patrones de vida tradicionales se mantienen casi como hace cientos de años. Las comunidades suelen contar con entre 30 y 40 bohíos (viviendas con techo de paja, sobre pilotes, abiertas), y sobreviven gracias a la agricultura de subsistencia, la caza, la pesca y el pastoreo. No obstante, la existencia puede ser muy complicada en esos pueblos fronterizos: la esperanza de vida está unos 10 años por debajo de la media nacional y la mayoría de las comunidades emberás y wounaan carecen de acceso a agua potable e instalaciones sanitarias básicas.

Actualmente los oficinistas panameños que ganan el salario mínimo cobran una media de 2,85 US$ por hora. Para los campesinos la vida es dura. Un agricultor de subsistencia en el interior gana muy por debajo de la media nacional de 14 900 US$ al año. Las viviendas rurales suelen consistir en un edificio sencillo hecho con bloques, con un tejado y cuatro paredes, y quizá un porche. Las familias tienen pocas posesiones y todos los miembros ayudan trabajando la tierra o contribuyendo a las tareas del hogar.

Las clases media y alta residen por lo general en el entorno de Ciudad de Panamá, y disfrutan de un nivel de comodidades similar a sus homólogos económicos de Europa. Viven en casas grandes o apartamentos, tienen criada, uno o dos coches y una segunda casa en la playa o la montaña. Suelen ir de vacaciones fuera del país, a Europa o EE UU. Muchos adultos de clase media hablan inglés y sus hijos asisten a escuelas de habla inglesa.

Las celebraciones, bodas y reuniones familiares son una válvula de escape social para ricos y pobres por igual, y los familiares en posiciones de poder –nominal o de otro tipo– no dudan en ayudar.

Población

La mayoría de los panameños (65%) son mestizos, que suele consistir en una mezcla de indígena y descendiente de españoles. Muchos inmigrantes no negros también entran en esta categoría, incluida una considerable población china; hay quien calcula que hasta el 10% de la población es de ascendencia china. Existen otros grupos grandes: alrededor del 9% son descendientes de africanos, el 7% de europeos, otro 7% son una mezcla de ascendencia africana y española, y el 12% son indígenas. En general, los panameños negros descienden en su mayoría de antillanos anglófonos, de Jamaica o Trinidad, por ejemplo, que llegaron a Panamá como trabajadores.

Grupos indígenas

De las decenas de tribus nativas que habitaban Panamá cuando llegaron los españoles, quedan siete. Si bien la cultura indígena está mucho más viva y presente que en otros países vecinos, un porcentaje alto de población indígena vive en la pobreza. En las comarcas, el analfabetismo está entre el 10 y el 30%. El acceso a la asistencia sanitaria y la educación es un problema grave.

Entre las poblaciones indígenas más pequeñas se encuentran los bokotás, que viven en la provincia de Bocas del Toro, y los bribrís, residentes en Costa Rica y en Panamá, en la Reserva de Talamanca. Ambos grupos mantienen su propia lengua y cultura, pero sus cifras e influencia política resultan menores que las de grupos más grandes.


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